Viaje a Estados Unidos
El domingo 7 de julio comenzó la aventura americana. Después de un vuelo de trece horas llegamos directos a Los Ángeles y nos instalamos en Santa Mónica. Curiosamente, empezábamos justo en el muelle donde se acaba la mítica Ruta 66 que cruza los Estados Unidos desde Chicago. Obviamente, el viaje no lo hacíamos solos, más bien todo lo contrario. Disfrutamos del apoyo del equipo de Imagine Creativity Center, el colaborador educativo de la competición y que organizó toda la experiencia, no sólo desde el punto de vista logístico, sino también con el asesoramiento de sus expertos que nos enseñaron todas las técnicas de creatividad y emprendimiento para que el proyecto se convirtiera en una realidad. En este sentido, el viaje combinó partes más lúdicas con talleres, charlas de expertos, visitas a empresas y sesiones de trabajo que nos ayudaron para la presentación del proyecto del día 25 de julio en la sede de Google.
Partiendo de Los Ángeles, pasando por Hollywood y dirección a Las Vegas transcurrieron los primeros días. Tan sólo nos hicieron falta tres jornadas para darnos cuenta de que la imagen que siempre hemos visto por la televisión de lo que son los Estados Unidos es completamente real: todo, absolutamente todo, es muy grande. Después de pasar un par de noches en la capital mundial del juego emprendimos la parte más salvaje del viaje. Nos dirigimos a través de la Ruta 66 hacia Arizona para disfrutar del Gran Cañón del Colorado, una maravilla natural extraordinariamente inmensa.
Aún no llevábamos ni una semana y ya se habían cumplido nuestras mejores expectativas. Continuábamos el road trip de vuelta a California, pasando por el Área 51 a ver si veíamos algún ovni y por Death Valley. Efectivamente era el "Valle de la Muerte", un lugar conocido por haber registrado las temperaturas más altas del planeta. Ese día tuvimos la oportunidad de experimentar lo que es estar nada más ni nada menos que a 52o. Pero como veremos más adelante, los EE.UU son también tierra de contrastes y en poco más de dos horas llegamos a Mammoth Lake, una estación de esquí rodeada de montañas nevadas.
Después de una semana y media y de muchos kilómetros había llegado la hora de aparcar las furgonetas y aterrizar en Silicon Valley. Nos instalamos una semana en San Francisco y la última en San Mateo. Era el momento de trabajar a fondo en la presentación del proyecto, sin desaprovechar la visita a las sedes de Twitter, Netflix, Kiva y Google. También pudimos visitar la Universidad de Berkeley y hacer un curso en la Universidad de Stanford. De este modo seguimos combinando horas de trabajo en un coworking de la Draper University con momentos de ocio, como por ejemplo el paseo en bicicleta cruzando el famoso Golden Gate o asistiendo a un partido de béisbol. No obstante, en San Francisco te das cuenta de las dos caras de la moneda que existen en la sociedad americana. Por un lado es la zona del mundo con más billonarios por metro cuadrado pero, por otro, la gran multitud de sintecho que hay por las calles de la ciudad pone en evidencia la gran desigualdad social existente y que el sueño americano no siempre se cumple.
Finalmente, después de casi tres semanas, la aventura estaba terminando. Sólo quedaba la exposición final, los últimos feedbacks del proyecto y un último fin de semana de despedidas, donde se separaban personas pero nacían lazos profesionales y sobre todo de amistad.
Joan Pelejà del Olmo
Profesor de secundaria del Col·legi Lestonnac-L’Ensenyança de Tarragona