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Pajarillos: Memoria y Gesto

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Mediaba el siglo pasado, y con la expansión industrial, nuevos barrios surgían en nuestra ciudad.

También eran necesarios nuevos servicios para las familias que se desplazaban desde sus pueblos a la capital, tratando de mejorar sus condiciones de vida.

La Compañía de María “miró” la situación, queriendo actualizar el sueño de Juana de Lestonnac, y desde la calle Juan Mambrilla se trasladó a la calle Cigüeña en el barrio de los Pajarillos. Quería aportar en el nuevo contexto, la riqueza de su carisma educativo. Así surgió el Colegio Lestonnac.

Eran los comienzos de un nuevo barrio. La Parroquia también, necesitaba de espacios donde empezar su labor, y su progresiva implantación comenzó los primeros pasos entre pasillos , aulas… y más tarde en un barracón en el patio, hasta que se construyó el edificio actual.

Hace unos meses, por iniciativa de su párroco, esta parroquia, que fuera acogida en el Colegio Lestonnac, se ha convertido en “casa de acogida” de quien le abrió las puertas en sus comienzos, y ha querido mostrar en sus dependencias, el recuerdo agradecido de su presencia educativa y evangelizadora. En la pared de sus dependencias ofreció a la Compañía la posibilidad de mostrar nuestra presencia en el barrio. La respuesta no se hizo esperar. Un panel en el que se reproduce la imagen de Santa Juana, sobre la fachada principal del Colegio Lestonnac luce como memoria viva y gesto agradecido por la labor educativa de la Compañía desde 1964 en el barrio de Pajarillos.

Con este motivo, el jueves 19 de mayo, nos dimos cita en la parroquia de San Ignacio, personas de todos los ámbitos de la compañía en Valladolid: Colegios, Residencia Universitaria, Red Laical, Red Incola, Núcleo apostólico…

Nos impulsó a participar, el deseo de reconocer en esta huella, plasmada gráficamente en el panel, “la llama de familia” que todos llevamos dentro y celebrar, que avivar su fuego siempre es una gran fiesta.

En los comienzos, formación y cultura dieron la mano a las familias que salieron del mundo rural. Hoy, el “tender la mano”, sigue vivo, en el interés del propio colegio por ir adaptándose a las distintas situaciones sociales y sobre todo en la acogida a la pluralidad de alumnos que llegan a nuestro barrio desde diferentes países. Nuestro” tender la mano” hoy, es trabajar por una educación inclusiva.

Como la mujer fuerte de la que habla el texto de proverbios, en el que frecuentemente hemos vista reflejada la figura de Juana de Lestonnac, el sueño de su misión sigue con firmeza, “abriendo las manos al necesitado”.

Mucho ha caminado el tiempo desde que las primeras monjas llegaron a Lestonnac. Los tiempos estaban cambiando y había que cambiarse de sitio por seguir el sueño de Santa Juana de Lestonnac.

Mucho han cambiado desde entonces la sociedad, sus valores, la manera de educar, las inquietudes de la juventud…

Los profesionales de la educación también hoy han cambiado mucho .Lo que antes se asociaba a una vocación educativa con religiosas, hoy es una vocación cristiana y educativa en colaboración religiosas y laicos.

Las manos de unas y otros estrechamente entrelazadas, trabajan por la utopía de un mundo en el que: la mujer ocupe el lugar que le corresponde en la sociedad del siglo XXI, las familias sean eco de la labor del colegio y favorezcan entre sus hijos los valores que den sentido a la vida, los jóvenes olviden el sinsentido de la prisa el consumo y la superficialidad, y se interesen por la formación y la cultura… Ojala, nuestro carisma educativo, siga dibujando un horizonte de vida y plenitud a través de nuestras manos tendidas.