Contigo #Sumamos+
Este verano, del 2 al 11 de julio, realicé el Camino de Santiago, una actividad de voluntariado propuesta por la organización de la Compañía de María.
El camino me ha permitido descubrir muchos aspectos de vida que quizás obvio en la rutina del día a día, pero lo que más me ha marcado es todo lo que he aprendido de las personas que he conocido en esta aventura, tanto monitores, compañeros, otros miembros de la organización como peregrinos que hemos conocido en esos 6 días de trayecto.
Una de las frases que compartimos aquellos que realizamos el camino fue: “Siendo tan diferentes, hemos formado una gran familia”porque a pesar de las adversidades nos mantuvimos unidos como si nos conociéramos de hacía mucho más tiempo. El camino es una metáfora de la vida, y cada día te enfrentas a un nuevo reto, pero la mayor satisfacción no es solo llegar a Santiago con tus compañeros, sino vivir cada instante y disfrutar el camino, porque como bien se dice “El camino es la meta”. Es una experiencia que sin duda repetiría y recomendaría, porque hasta que no lo vives no sabes todo lo que puedes descubrir, ya que te permite aprender de ti a través de los demás. Te brinda la oportunidad de tender la mano al que lo necesita y dar lo mejor de ti, y a la vez conocer a personas que siguen tu misma meta y te enseñan más de lo que podrías imaginar.
Blanca