Contigo #Sumamos+

Cuando necesitas calma, cuando tu cuerpo te pide parar y simplemente escuchar impresiones que ocurren a tu alrededor, mi elección es el camino.

Quizás porque lo hice el año pasado y me ayudó mucho, este año necesitaba volver a vivirlo y reencontrarme con sensaciones que en ocasiones, por nuestra manera de vivir el día a día, son difíciles de apreciar y sentir.

Y también necesitaba AGRADECER, por todo lo que me ha ayudado este aprendizaje en mi vida y para ayudar a los demás. Ha sido una experiencia única, diferente a la del año pasado y nuevamente, enriquecedora.

El camino no siempre es fácil, aparecen nuevos retos que debes resolver, es importante escucharlos, aceptarlos y por último, saber afrontarlos. Y así hemos intentado reflejárselo a los jóvenes que han ido creciendo cada día a través de esta experiencia: conociendo sus limitaciones, confiando en los demás, escuchando el silencio...

Ellos también nos han enseñado mucho: su compromiso, su visión de la realidad social e ilusión por contribuir a conseguir un mundo más sencillo, más cariñoso y más solidario.

En este camino no estás solo, siempre encuentras a alguien que te tiende la mano, que sabe por lo que estás pasando y que te escucha, sin condiciones. Así también encontré a Dios, en muchas personas, en las huellas que iban dejando otros, en la luz del sol cada mañana, en las flores, animales que dan vida, que me anuncian que Él sigue presente en mi vida, que siempre está conmigo y que me escucha.

Gracias a la compañía de María por regalarme estos momentos que me hacen crecer como persona y que me permiten que desarrolle mi labor como acompañante de jóvenes.

Natalia